Así mero y a lo descarado porque es de la chingada decirlo y que te vean medio feo o con una sonrisilla de lado.
¡Es que los prejuicios son cabrones! De volada, uno se presenta como "lo que sea" del PAN y dentro de la mente del receptor de tal declaración inmediatamente se generan imágenes de uno en misa o prendiendo la veladora a la virgen en el nicho personal que de seguro he de tener en mi recámara. Se imaginan también que uno se persigna en cuanto alguien menciona la palabra aborto y creen que en nuestros tiempos libres nos ponemos capuchas raras para hacer nuestros rituales en los que pedimos a fuerzas superiores que acaben con los pobres. También les da por pensar que somos medio pendejos y que nuestro nuevo hobbie es quemar imágenes de López Obrador.
Creen que somos intolerantes, elitistas y mochos.
No me voy a poner a refutar cada prejuicio de esos porque, uno: está de hueva hacerlo en el blog y dos: es más chido con un café de por medio.
Yo si soy panista, ni por mocho ni nada de eso, sino porque tengo mis convicciones que no incluyen pruritos de clase (a la que ni de pedo pertenezco) sino una satisfacción de hacer las cosas bien cada día y saber que en mi chamba (que me apasiona) además tengo la oportunidad de hacer algo por mi país desde la trinchera ideológica que he elegido a conciencia. Ya sé que suena cursísimo pero es neta.