¡De verdad que he tirado hueva! Desde hace 14 días no pongo ni media letra en mi pobre abandonado blog.
Pero aquí estoy. La neta, la cosa ha estado difícil. Entre la chamba que se cree mi dueña absoluta (y quizá lo es) y broncas de esas que a todos parecen estúpidas pero en mi fuero personal son catástrofes, no me he sentado ni un ratito.
Estoy a horas de largarme y eso me tiene contento. El Sábado vuelo a tierras gringas para aventarme un viaje bien merecido con mi madre a quién se lo prometí desde que tenía yo cinco años y hasta ahora se lo voy cumpliendo.
Pero aquí estoy. La neta, la cosa ha estado difícil. Entre la chamba que se cree mi dueña absoluta (y quizá lo es) y broncas de esas que a todos parecen estúpidas pero en mi fuero personal son catástrofes, no me he sentado ni un ratito.
Estoy a horas de largarme y eso me tiene contento. El Sábado vuelo a tierras gringas para aventarme un viaje bien merecido con mi madre a quién se lo prometí desde que tenía yo cinco años y hasta ahora se lo voy cumpliendo.
Yo juro que no llevo dinero suficiente pero también tengo la sospecha de que soy muy exagerado. Es de familia. Me lo enseñaron en la casa.
Cuando iba de día de campo con la escuela, mi madre ponía el ejemplo de la desesperación. ¿Conocen esa expresión de "más vale que sobre y no que falte?" Pues en mi familia tiene un sentido exponencial: En esos días de campo había que llevar lonche porque era una jornada de 8 de la mañana a 4 de la tarde en una quinta que tienen los hermanos maristas cerca de Monterrey donde existen canchas de casi cualquier deporte y una alberca suficiente para albergar 50 chamacos salpicando y madreándose entre ellos.
Pues mi lonche no era normal. El mío era la definición de "mas vale que sobre y no que falte". Mi adorada madre compraba una barra de pan Bimbo y la convertía en sandwiches haciendo el plato fuerte. Llenaba mi hielerita Little Playmate de Frutsis (como 15) y además, en una bolsa de Soriana, me mandaba un par de bolsas medianas o grandes de papas sabritas o doritos o churrumais o cualquiera de esos.
Pues mi lonche no era normal. El mío era la definición de "mas vale que sobre y no que falte". Mi adorada madre compraba una barra de pan Bimbo y la convertía en sandwiches haciendo el plato fuerte. Llenaba mi hielerita Little Playmate de Frutsis (como 15) y además, en una bolsa de Soriana, me mandaba un par de bolsas medianas o grandes de papas sabritas o doritos o churrumais o cualquiera de esos.
Siempre he tenido buen apetito, pero podrán estar de acuerdo que aquello era demasiado, ¿no?.
Finalmente era una ventaja porque yo hacía un servicio social vendiendo más de la mitad de mis sandwiches a los niños que no querían sus papás y que no llevaban lonche igual que los frutsis.
Entonces, creo que ahí comenzó mi formación y hoy la frase "más vale que sobre y no que falte" también tiene mucho sentido en mi vida.
Así que para este viaje tengo la sospecha de que llevo poco dinero. Seguramente tendré la sospecha de llevar poca ropa. Tengo la sospecha de que algo me está faltando en mi lista de prioridades para visitar y tengo la sospecha de que todo eso es una exageración.
Pero no puedo evitarlo. En mí el lema "más vale que sobre y no que falte" fué infundido al mismo tiempo que "baja el asiento del baño cuando termines".
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