07 febrero, 2006

Voluntades. Tristeza que da fuerza.

Había pensado en comenzar con una frase de duelo. Algo así como "tengo el alma resquebrajada" o algo tal vez menos dramático como "la tristeza se ha apoderado de mi razón". Había pensado ser triste, ser muy triste, pero no puedo.

Eso no significa que no sienta ésta presión en el pecho y ese vacío en el estómago que me provoca la sola idea de perderla. No significa tampoco que no se me encoja todo el interior cada vez que empiezo a maquinar como recuperarla. Significa, simplemente que no quiero dejarme seducir por la tentación de sentarme a contemplar mi tristeza.

El terrible sentimiento está más que presente, pero no lo voy a dejar vencerme. No quiero permitir que para evitar el sufrimiento, mis pies decidan dar la vuelta, salir corriendo y olvidarse de lo verdaderamente importante.

Ella me ha hecho saber, brevemente, lo que puede significar la felicidad. Me ha hecho sentir calor en el alma y confort en el corazón. Me ha hecho sentir esa compulsión, ese instinto de amar, cuidar, proteger siempre a un ser humano.

Ella me hizo también saber como se puede perder tanta felicidad en un instante tan breve.

Respeto es una palabra que me aterra. Respetar sus deseos de estar sola es tanto como tomar mi propio corazón entre mis manos y estrujarlo hasta que se detenga por completo. No puedo hacer tanto, no puedo hacer tan poco. La respeto a ella y sus deseos, pero también respeto su condición de ser humano amoroso y mi deseo honesto de hacerle feliz y despreocupada.

Insisto de nuevo: no voy a sentarme a contemplar mi tristeza. Voy a ponerme de pié, caminar justo al centro del sentimiento y voy a envolverme en él hasta que se convierta en mi impulso y mi capa. Voy a caminar junto a ella y hacia ella, voy a llorar y a sentir ese dolor tan intenso que da fuerza para seguir caminando.

Voy a volver a ocupar mi lugar junto a ella algún día y mucho más firme. Claro tengo su amor hacia mí y clarísimo mi doloroso amor hacia ella.

Hoy, es tristeza. En esa tristeza me trepo, veo hacia donde está ella y me impulso para llegar hasta ahí y abrazarla siempre. La quiero, la quiero como nunca lo había hecho y es verdad.

Hoy no repetiré a Dios "hágase tu voluntad". Hoy, sólo a ella le pido "que sea su voluntad y la mía la que nos den el sueño de construir a cuatro manos".

0 comentarios: