27 febrero, 2006

Como cada Lunes.

Como cada Lunes, hiciste crujir mi alma de dolor. Ya era como una costumbre.

Todas las parejas tienen rutinas. Algunas pasan el viernes por la noche disfrutando de los últimos estrenos de su videoclub mas cercano; otras prefieren cena en el mismo lugar y con la misma gente mientras otras tal vez optan por una reunión con los amigos hasta que el cuerpo aguante.

Así, tu y yo teníamos nuestra rutina. Cada Lunes, sin falta, habrías de darme las razones por las que no puedes estar conmigo. Cada Lunes, me dirías cuanto me quieres y lo compleja que resulta tu situación que impide que estemos juntos. Cada Lunes, harías crujir mi corazón hasta doblarme del dolor.

Hoy pues, como cada Lunes, no podía faltar nuestra tradición y así pasó. Había rezado todo el fin de semana porque no pasara, por quitarle esa rutina a lo nuestro, pero fueron oraciones muy ingenuas, muy poco eferctivas.

Hoy, otra vez, como cada Lunes, escribo a la nada esperando dejar en el teclado el vacío, el dolor, esto que me hace sentir que no pertenezco a ningún lado ni a nadie. Intento dejarte aquí letra por letra, teclazo a teclazo y resulta francamente imposible.

Hoy, como cada Lunes, regresaré a mi departamento vacío a llorarte y a reclamar al aire porqué no puedo estar contigo. Voy a repasar cada segundo que pasé contigo, cada sonrisa que me regalaste, cada caricia y cada conversación; cada sueño y cada esperanza. Voy a torturarme con tu recuerdo hasta caer rendido ante el cansancio y la zozobra; soñaré contigo y mañana me despertaré con un vacío aún mayor.

Sin embargo hoy, a diferencia de cada Lunes, entiendo algo que siempre supe y me negaba a aceptar. Me ha quedado claro que no importa cuanto haga, cuanto luche y cuanto sufra. No importa cuanto sueñe, cuanto anhele y cuanto espere. No importa cuanto te quiera, cuanto te consienta, cuanto te cuide y cuanto te prometa. No importa pues, finalmente tomarás la decisión que tienes de frente, en las manos y caliente, sin poder soltarla ni ignorarla. Tomarás siempre tu decisión.

No puedo. No puedo ver pasar los minutos sabiendo que es el inicio del tiempo sin tí. No puedo mover mi cuerpo sabiendo que no me va a llevar hacia tí. No puedo, no puedo, no puedo, no puedo!!! No puedo estar, mi niña, sin tí.

Hoy, como cada Lunes, hago una plegaria. Pero hoy es diferente. Mi corazón ya está entumido, mis lagrimas ya queman y mi mente me pregunta como pasar el tiempo que solía utilizar en enamorarse de tí. Hoy mi plegaria se ha convertido en la de todo el mundo. Ya no me queda creatividad. Mi única plegaria a Dios es que se haga su voluntad. Ahora sí, que sea la voluntad de alguien más y no la mía. Mi voluntad ya duele demasiado, mi voluntad se ha vuelto contra mí.

Que se haga su voluntad y no la mía. Que se haga finalmente tu voluntad, porque yo, ya no tengo.

Como cada Lunes, me duele. Es nuestra rutina. Lo que más duele es que tanto es el dolor que necesito un abrazo que me conforte, necesito alguien que me diga que todo va a estar bien, necesito alguien que me haga sentir cálido y protegido. Necesito un hombro, un par de brazos y un corazón extra. Como cada Lunes, la única en ésta maldita ciudad que tiene esa capacidad eres tú y tu eres lo que no tengo.

Como cada Lunes, te quiero más que nunca. Como cada Lunes, te extraño con el alma. Como cada Lunes, te he perdido.

Secretamente, cada Lunes, mi esperanza sigue en pié. El sueño de regalarte mi vida sigue vivo y el recuerdo que guardan mis manos de tu rostro es mi aliento.

Cada Lunes, pienso que mañana serña otro día. Es peor, será otro día sin tí y con demasiado de mi mismo.

0 comentarios: